viernes, abril 17, 2009

ACTUACION POR SEMANA SANTA



Tras azotar a Jesús, insultarlo, maltratarlo y echarle en cara el hacerse llamar el "Rey de los Judíos", se inició el recorrido por las principales calles: Bolognesi, Pedro Ruiz, 8 de octubre, Mariscal Castilla hasta llegar al colegio 11028 "Teniente Pinglo Chunga" y regresar por 28 de julio para empalmar nuevamente con Bolognesi.

Todo el camino, el joven Miguel Ángel --que hacia de Jesucristo-- fue descalzo y ya vestido con una bata blanca pero ensangrentada. En el camino lo ayudó Simón de Cirene, mientras los soldados lo azotaban y se burlaban de él: "camina imbécil", "¿no eres el rey?, sálvate pues", le decían. Según cuenta la historia, Simón pasaba por las cercanías de Jerusalén y se encontró con Jesús cargando con la Cruz salvadora, abrumado por el peso. Simón venía del campo y pasaba por aquel lugar situado fuera ya de las murallas de la ciudad y próximo al montículo del Calvario. Allí, se encontró con el dolor de Cristo y se convirtió.
También se escenificó el acercamiento de su madre María para limpiarle el rostro. Los jóvenes etenanos parecían actores consagrados y ello se reflejó en la gran cantidad de gente que los siguió. Con Jesús también iban los condenados a muerte con el Mesías, representados por Rufino Llontop (ladrón malo) y Carlos Velásquez Ángeles (ladrón bueno). Ellos también cargaban su cruz y eran azotados por los soldados que iban a pie y a caballo.
En el atrio del Templo tuvo lugar la crucifixión y la pronunciación de las últimas palabras del Salvador. Los etenanos seguían paso a paso cada palabra y su respectiva representación y musicalización, mientras se narraba pasajes del evangelio. Tras su última palabra y consecuente muerte, se escuchó los truenos y desde arriba del templo se lanzaba agua en señal de lluvia. La población no salía de su asombro al ver la magistral preparación de los jóvenes y empezaron a aplaudirlos y comentar lo bien que había salido todo.
Sin embargo, aún faltaba más. Un soldado se acercó y dijo: "en verdad este hombre era el Rey de los judíos". Luego se representó la bajada de los cuerpos de los ladrones y el pedido de José de Arimatea para guardar el cuerpo de Jesús. En la Biblia, Lucas lo describe como una persona buena y honrada que aguardaba el reino de Dios; Juan lo señala como un discípulo clandestino por miedo a las autoridades judías; Marcos lo describe superando los temores en su cita: armándose de valor reclama el cuerpo del Maestro. Vale recordar que fue el único que reclamó el cuerpo, los apóstoles desolados y confundidos --a excepción de Juan-- se habían escondido. La fiesta de San José de Arimatea es el 17 de marzo, y al haber dado sepultura al cuerpo de Cristo la tradición lo hizo patrono de embalsamadores y sepultureros.
La sepultura tuvo lugar en un espacio acondicionado al costado derecho del atrio del templo, en uno de los jardines y nuevamente los aplausos coronaron el esfuerzo de los jóvenes