Pueblo bendecido por Dios, al Aparecerse en la Hostia Consagrada el Niño Dios por repetidas veces... Tierra de hombres de Gran Corazón.. heredera de la Gran Raza Mochica
Querido joven... Te has detenido alguna vez a observar el cuadro de la Cena que adorna el comedor de tu hogar?
Te has fijado que uno de los discípulos tiene la cabeza apoyada en el hombro de Jesús? Se trata de Juan, el más joven de sus discípulos.
Un joven como tú, que se decidió por Cristo y fue en pos de Él. El discípulo amado al que Jesús amó tanto, que le dejó a María, su madre, para que sea su madre, y él, su hijo. (Y en él a todos) A ti Jesús te ama de esa misma manera. Sólo quiere que lo busques. Él te está esperando. Déjate encontrar.
Jesús al que hoy has venido a visitar, es el mismo Jesús de la Cena. Es el mismo de la Eucaristía, nuestro alimento.
Es el mismo que murió en la Cruz y resucitó glorioso: vencedor de la muerte y del pecado. Y Él se quedó a vivir con nosotros. Recuérdalo, Jesús, no está muerto. Jesús está vivo, y sana y libera. Quizá tengas miedo, o te falta valor, no te aceptas, no te aprecias... De repente, estás encadenado a algún ídolo: sexo, moda, droga, alcohol. Codicia de dinero.
No temas. El Señor te ama tal como eres. "Yo no he venido a salvar justos sino a pecadores" (Mt. 9, 13)
Él que quiere sanarte y liberarte... Hacerte feliz.
Te espera con los brazos abiertos, no sólo para que te apoyes en su hombro sino en todo Él, "Venid a Mí los que estéis cansados y agobia-dos que yo los aliviaré" (Mt. 11, 28) Para cobijarte junto a su corazón y estrecharte entre sus brazos cual hijo mimado.
Búscalo en la oración, en su Palabra (Biblia) y en los sacramentos, especialmente en la Misa y Comunión. Déjate amar por Él y experimen-tarás la verdadera felicidad. ¡Bendiciones en tu fidelidad a Él!